DE REGRESO AL CICLO: UNA MUERTE ECOLÓGICA

Por: Vivian Hurtado

Vivian Hurtado | 22 años
-Estudiante de Ingeniería Ambiental en la URL

-Ambientalista apasionada e investigadora por vocación. Me interesa la educación ambiental para promover el cuidado de la naturaleza y recuperar nuestra sensibilidad hacia ella para encaminarnos a sociedades sostenibles. Autodidacta.

El ser humano en la actualidad es el agente de cambio más significativo y radical de la ecología del planeta. Por miles de años ha causado la extinción de un gran porcentaje de especies de flora y fauna. Sin embargo, nuestra trayectoria también nos ha permitido comprender los procesos naturales de la Tierra, así como las consecuencias de las acciones que realizamos.  A partir de este entendimiento, hemos podido brindar soluciones, alternativas y generar concientización sobre los daños que hemos provocado e inevitablemente seguimos provocando. 

Un cuestionamiento muy común hoy en día es la huella ecológica -un indicador para conocer el grado de impactos ambientales que generamos- que estamos dejando en el planeta como humanidad, y sobre todo, como individuos, porque lo cierto es que no nos salvamos de no dejar rastro. Entonces, cuando nos volvemos conscientes de los daños que estamos provocando, decidimos realizar acciones para contrarrestarlos. Cambiamos nuestros hábitos, compartimos información valiosa sobre el medio ambiente, implementamos nuevos modelos de trabajo, protegemos las áreas naturales y miles de acciones más. Pero, ¿qué ocurre cuándo morimos?

Seguramente pensamos que para ese momento dejaremos de generar impactos sobre el planeta… Tristemente, varios estudios apuntan a que los procesos químicos, físicos y biológicos asociados a la putrefacción de los cadáveres y generación de lixiviados cadavéricos, podrían representar un foco potencial de contaminación de suelos y aguas subterráneas, tanto por microorganismos como por otras sustancias peligrosas. El suelo aledaño a estos lugares se puede degradar al acumular desechos a tales niveles que se vuelven tóxicos para los organismos del suelo y así provocar la pérdida parcial o total de la productividad del suelo  (Ahmet & Rushbrook, 2000; Velasco Rivera & Minota Zea, 2012). 

Por otro lado, la degradación de los ataúdes de madera generan contaminación mediante la volatilización de sustancias tóxicas como barnices, disolventes y metales pesados, resultantes de la corrosión de sus adornos. Los principales contaminantes se relacionan con conservantes, barnices y selladores para el caso de ataúdes de madera; y plomo, zinc, cobre y acero en ataúdes metálicos. Todos estos químicos, en función del tiempo, condiciones del suelo, infiltración de aguas de lluvia, pueden movilizarse mediante el proceso de lixiviación a través del suelo y alcanzar el agua subterránea. A estos problemas se le adicionan los materiales internos en los ataúdes y la demanda del recurso forestal para su fabricación (Velasco Rivera & Minota Zea, 2012; Vodopivez, s,f; Spongberg & Becks, 2000; Escobar, 2020). 

Entonces, una mejor alternativa podría ser la cremación, si esta se realiza de manera adecuada y cumpliendo con las normativas y protocolos estrictos para mitigar la contaminación en el aire. Sin embargo, este proceso también genera impactos negativos al medio ambiente, ya que según Garoia (2013), la incineración de un cuerpo humano requiere de unos 20 litros de aceite y emite a la atmósfera alrededor 27 kilos de CO2. Además, los metales pesados contenidos en el cuerpo, se convierten en gases y también se liberan en la atmósfera, así como bencenos y furanos u otros gases derivados de los ácidos clorhídrico y fluorhídrico que al mezclarse, producen compuestos cancerígenos. 

Los impactos se podrían seguir enumerando, pero ¿por qué se habla tan poco sobre este tema? Principalmente porque el tema de la muerte conlleva una gran carga cultural y religiosa. Seguramente para los egipcios hubiera sido descabellado cremar al faraón en lugar de momificarlo, pues era necesario mantener su cuerpo intacto para que el “ka” o la “fuerza vital” de los egipcios tuviera un sitio donde habitar después de su muerte. Cada cultura y religión ha desarrollado diferentes ritos y procedimientos para honrar a sus muertos. Por otro lado, muchas de  las formas en la cual enterramos a los cadáveres hoy en día se encuentran influenciadas por necesidades del pasado, (enfermedades, profanación de cadáveres, etc) pero esa es otra historia más larga y el tema también puede resultar incómodo para algunos.

¿Es posible tener una muerte ecológica?

Afortunadamente, existen muchas personas proponiendo alternativas a los entierros convencionales, pero son procesos que con el tiempo se acoplarán mejor en nuestra cotidianidad. Es importante estar abiertos a estos cambios, al mismo tiempo que reconocemos lo complicado del tema por la misma carga cultural y religiosa que para muchos puede representar. Sin embargo, también llegará el momento en el que obligadamente tengamos que optar por estas alternativas, no solo por la mitigación de impactos ambientales sino por las limitaciones de capacidad de espacio dentro de los cementerios.

Algunas de las alternativas más innovadoras para los entierros ecológicos son las siguientes:

  1. Living cocoon: Bob Hendrikx, es el fundador de la empresa Loop y desarrolla ataúdes fabricados a partir de micelio de hongos, que ayudan a descomponer el cuerpo mientras se mejora la calidad del suelo. El micelio busca productos de desecho para convertirlos en nutrientes. Puedes aprender más aquí
Funeral Natural | a sustainable death
Bob Hendrikx construyendo un “Living cocoon coffin”
  1. Capsula mundi: Este es un proyecto desarrollado por los diseñadores italianos Anna Citelli y Raoul Bretzel, el cual consiste en una cápsula biodegradable donde los cadáveres se colocan en posición fetal -o simplemente las cenizas- sirviendo como abono para árboles. La cápsula se entierra como si fuera una semilla y encima lleva un árbol. Cada persona puede escoger la especie que prefieran. La pareja de diseñadores promueve la idea de cementerios verdes a partir de la generación de bosques. Puedes aprender más aquí
Capsula Mundi', el proyecto que propone convertir a los muertos en árboles
Anna Citelli y Raoul Bretzel con sus variedades de cápsulas biodegradables
  1. Bios: Esta es una empresa que fabrica urnas biodegradables que utilizan la semilla o esqueje de tu elección, y permite, gracias a su diseño de dos cápsulas independientes, el crecimiento del árbol a la vez que recuerdas a tu ser querido. También ofrece urnas para mascotas -muy buenas noticias para los otros miembros de la familia-. Puedes aprender más aquí  
This New Digital Urn Makes us Approach Death in a Radically Different Way
Diagrama de las urnas biodegradables de la marca “Bios” y sus opciones de especies de árboles

Estos son solo algunos ejemplos de la variedad de opciones que existen en la actualidad. A pesar de que por el momento no son igual de accesibles en todas partes del mundo, son la luz verde para que con el tiempo adoptemos nuevos modelos sostenibles para la culminación de nuestras vidas.  La forma en la que disponemos y preservamos nuestros cuerpos después de la muerte es un tema  extenso, desde el punto de vista biológico, ambiental y cultural, hasta las nuevas propuestas y soluciones. Lo cierto es que en la naturaleza no hay desechos, los flujos naturales del planeta implican que nada se desperdicia, pues sólo se transforma y se reintegra nuevamente al ciclo. ¿No deberíamos nosotros también regresar a este ciclo en lugar de contribuir más a la contaminación de nuestros recursos naturales?

Referencias:

Ahmet, S., & Rushbrook, P. (2000). THE IMPACT OF CEMENTERIES ON THE ENVIRONMENT AND PUBLIC HEALTH. WHO. World Health Organization. 

Escobar, T. L. (2020). DISEÑO Y ELABORACIÓN DE URNAS FUNERARIAS BIODEGRADABLES COMO PROPUESTA SOSTENIBLE ANTE LA CONTAMINACIÓN DEL SECTOR FUNERARIO. Universidad Internacional SEK. Disponible en linea: https://repositorio.uisek.edu.ec/bitstream/123456789/3937/1/Teresa%20Liseth%20Escobar%20Vera.pdf

Garoia Cartagena, C. M. (2013, Marzo 8). Acento. IMPACTO AMBIENTAL DE LOS FUNERALES. Retrieved from https://acento.com.do/2013/opinion/208323-impacto-ambiental-de-losfunerales/

Spongberg, A., & Becks, P. (2000). INORGANIC SOIL CONTAMINATION FROM CEMENTARY LEACHATE. WATER, AIR AND SOIL POLLUTION.  

Velasco Rivera, A., & Minota Zea, Y. (2012, Mayo 30). ASSESSMENT BY SOIL POLLUTION BORDERING BURIAL GROUNDS JARDINES DEL RECUERDO AND INMACULADA. Bogotá, Colombia: Universidad Militar Nueva Granada, Bogotá, Colombia.

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