Por: Ximena Ureta

Ximena Ureta
25 años
Ingeniera Ambiental Cum Laude – URL
Entusiasta de promover la investigación acción participativa en Guatemala, sobre todo en temas de incidencia ambiental. Ecologista, pero en palabras de Facundo Cabral: marxista reciclada. Emergiendo desde la ciudad hasta el bosque más profundo.
El pasado 1 de noviembre, entrevistamos a Abelino Chub Caal, una persona con una trayectoria importante a lo largo de la Nación Q’eqchi’ en El Estor, Izabal. Nos compartió un poco de su experiencia personal en el territorio, así como una reflexión de los acontecimientos actuales de la resistencia que se vive allí.
¿Podría contarnos un poco de su vida y trayectoria?
Mi nombre es Abelino Chub, y cuando tenía 24-25 años empecé a trabajar con la Fundación Guillermo Toriello como promotor social en varias comunidades: en Sierra de Las Minas y Sierra Santa Cruz de la región del Estor y en Sierra de Las Minas de la región de Panzós y La Tinta. Fueron 10 años de trabajo con relación al acompañamiento de comunidades para tramitar sus terrenos ante el Fondo de Tierras. A pesar de que era joven entonces, fui entendiendo el tema de la tierra, donde las comunidades son despojadas tanto por grandes intereses económicos como también por parte del Estado (Ej. Ley de Áreas Protegidas) y jueces. Esta situación de desigualdad implica una lucha larga para las comunidades. Conociendo un poco la historia, es evidente que el Estado no tiene interés en atender la demanda de tierra de las comunidades. Entender ese contexto en el tema agrario es difícil, porque hay mucho detrás de eso. Las comunidades no lo ven solamente como un medio para obtener alimentos, también es un lugar verdadero dónde están ellos en armonía con su naturaleza. También les importa el envenenamiento de los ríos, porque poco a poco los cambios externos en la forma de organización y pensamiento propio han logrado ingresar pesticidas y herbicidas (ej. gramoxon) que matan tanto a la maleza como a los microorganismos del suelo. El sistema no quiere comprender el pensamiento propio de las comunidades.
En mi experiencia entendí que era lógico cómo funcionan las entidades de Gobierno y las personas que trabajan en el (Fontierras, el Registro de Información Catastral, la Secretaría de Asuntos Agrarios), están ahí por compromisos opacos. No tienen la capacidad de responder la demanda de las personas que buscan tramitar su título de propiedad, porque todo se vuelve un círculo vicioso, las personas parecen una pelota de fútbol porque los patean a donde sea para no darle información.

Tenemos entendido que fue criminalizado durante un tiempo por su trabajo en la zona, ¿qué fue lo que pasó?
Son complicadas las mediaciones dentro de este conflicto estructural histórico. Las instituciones pretenden dilatar cualquier proceso de trámite, por lo que surgimos para intermediar en esos procesos. En un principio, me costaba hablar el idioma castellano, pero lo aprendí para tratar de explicar lo que decía el representante de una comunidad. Fue por esa traducción que encontré la cárcel, por el simple hecho de tratar de mediar conflictos entre las partes. Participaba en mesas de alto nivel con varias instituciones del Gobierno, y yo era la acompañante de dichas comunidades, pero esas mismas instituciones me asociaron como el dirigente, a pesar de que trabajada desde la fundación. No éramos una organización de base, nada más funcionamos para acompañar sus procesos, y así resulté como referente para las comunidades.Un ejemplo es, cuando una bananera despidió sin justificación a 6 comunidades en el 2011, y fueron a buscarme para traducir el problema. Intenté negociar mediar el tiempo de trabajo y la reinstalación de las personas para no generar más conflicto, sin embargo, la empresa bananera no quiso reinstalar o indemnizar a las personas. 78 familias trabajaron con la empresa bananera 15-16 años, trabajando hasta las 3:00 am con un salario de 38-48 quetzales. Las personas ocuparon una de las fincas de la empresa a raíz del conflicto, y a pesar de que asumimos como organización la mediación, ellos solo veían a Abelino. No queríamos firmar documentos sin tener previas escuchas a la comunidad. La autoridad municipal y las empresas me miraban como un enemigo, y llegaron a mandarme a la cárcel asumiendo que yo organizaba a las personas, cuando en realidad yo acompañaba sus procesos de tramitación de su título.
Con relación a lo que está ocurriendo actualmente entre las comunidades de El Estor y la empresa CGN, ¿qué tipo de acompañamiento está brindando usted actualmente, ya sea como persona o de parte de alguna organización?
Acuerpar la lucha es necesario, porque la lucha es de todos, es necesario llegar y acuerpar lo que está haciendo el pueblo. En este caso, es evidente cómo los actores importantes del Gobierno están vinculados con esta empresa. Si bien la Corte de Constitucionalidad suspende las licencias por fallar en la respectiva consulta previa, la mina tiene los contactos y recursos para cooptar a la institucionalidad del Gobierno (Ministerio de Gobernación, Ministerio de Defensa y la corporación municipal) y seguir operando. Se crearon los consejos que deben responder y debatir digamos los intereses de la minera. Sin embargo, el Ministerio de Energía que está a cargo de llevar este proceso, desconoce al Consejo elegido legítimamente en asambleas. Por otro lado, le dan valor para participar a un grupo de personas que han sido comprados por la misma empresa, que se han autonombrado falsificando firmas, comprando a los alcaldes y presidentes de COCODE. El Ministerio de Cultura y Deporte, junto con la municipalidad, acreditan a estas personas como autoridades ancestrales del Consejo Q’eqchi’ en la mesa de la preconsulta y consulta. Además, interpusieron un recurso a favor de la empresa. Ese inconveniente ha ocasionado mucha indignación por parte de las autoridades que verdaderamente fueron electas por las comunidades.
Es entonces evidente el interés de la empresa y el gobierno para destruir el Sierra Santa Cruz y contaminar el Lago de Izabal. Es por eso se plantearon hacer un plantón para no permitir que entren ni salgan los camiones de El Estor. Durante esos 21 días de resistencia se evidenció toda esa corrupción, a nivel local y central, respecto a los intereses de la minera. El gobernador departamental reprime con más de 2,000 antimotines a la población Q’eqchi’, lo cual es absurdo de comprender. En la ciudad capital, las personas que van a manifestar a favor de la minera reciben una remuneración económica, y van sin un pronunciamiento real. El nivel de destrucción masiva en la Sierra Santa Cruz es horrible, las piscinas que la mina utiliza provienen directamente del lago. Es un dragado enorme, que incluso succiona peces y demás vida del lago -que esconden posteriormente. A pesar de las declaraciones de la mina, la contaminación claramente llega hasta el lago de Izabal. Es una pena como destruyen un área natural, una fuente de abastecimiento para muchas personas, y que tiene la capacidad de contaminar más allá del mar Atlántico. Es una situación que no solo afecta a Guatemala, porque el agua nos conecta a todos. Hay que ver más allá de las riquezas, y ver hacia las montañas que ayudan en el ciclo del agua.
¿Cuáles son las exigencias que la resistencia de El Estor está demandando al Estado de Guatemala y a CGN? En términos sociales, ambientales, etc.
Las comunidades exigen el respeto del derecho a la consulta, y su inclusión en la misma. Además, se busca que la misma mina respete la sentencia de la Corte de Constitucionalidad para suspender sus labores de operación. Finalmente, reconocer también a las verdaderas autoridades ancestrales.
Hay que reconocer el llamado a la población de parte de los pueblos que han sido marginados y oprimidos por un sistema que no es suyo, no solo en Guatemala, sino en todo el mundo. También hacemos un llamado para acuerpar la lucha del pueblo Q’eqchi’ en El Estor. Creo que es histórica esta resistencia, pues hace frente a un monstruo bastante fuerte en el tema de dinero y el acaparamiento de la institucionalidad de gobierno y justicia. La muerte de los estudiantes, un dirigente-maestro y un miembro de la asociación de pescadores nos recuerdan que, acá está ocurriendo tanto un genocidio como un ecocidio. Incluso fuera de El Estor, en el territorio Q’eqchi’, tenemos a un hermano encerrado en la cárcel, Bernardo Caal Xol; solo por hablar del secuestro del Río Cahabón. Es una táctica del gobierno el criminalizar a los representantes del sector. Hay que seguir adelante, la lucha ha sido complicada, pero eso es lo que nos queda en este camino para evidenciar las injusticias que vivimos en el territorio. Ojalá que las personas sean conscientes y acuerpen con los hermanos y hermanas de El Estor.
Desde el Movimiento Estudiantil exhortamos a la comunidad digital que siga al tanto de los diversos movimientos sociales que evolucionan a lo largo del país, para promover la socialización de sus luchas y acompañar de la forma de que sea posible.
Te dejamos la entrevista completa por si deseas escucharla.